domingo, 22 de abril de 2012

“El Libro está abierto y se dio vuelta la página… ¡Vienen grandes cambios!”

Por Theresa Phillips

clip_image002Estaba ministrando en un servicio y la realidad de la presencia del Señor se intensificaba. Mientras oía al líder de adoración y armonizaba con él, repentinamente percibí la presencia de alguien que estaba de pie a mi lado. Pude sentir el calor de su respiración sobre mi vida y volteé mi cabeza para ver.

Comencé a cantar con todo mi corazón porque el Señor estaba a mi lado. Supe que se estaba elevando la dimensión de la adoración. Luego me detuve y oí que se abría un libro ancestral en el que se volteaba una página. Hasta podía oler el papel que era antiguo y ancestral, sentí como si fuera de otro tiempo.

Comencé a profetizar que una presencia estaba a mi lado, se abría un libro y la presencia volteaba la página en el tiempo. Sí, una página fresca se estaba descubriendo y comenzaba un nuevo capítulo para la Iglesia. Es corporativo e íntimo al mismo tiempo… estaba perdida en su presencia.

Cuando el servicio terminó, una muchacha se acercó y me dijo: “Le pedí al Señor que me dijera que se había volteado una página y comenzaba un nuevo capítulo en mi vida”. Me sentí abrumada por esto y me sentí honrada porque el Señor la había escuchado. Pero sabía que no había terminado. Días después de sentir esta hermosa presencia, decidí regresar a la plataforma. Me paré en el mismo lugar y pude sentir esa presencia. Esta vez volví a ver y permití que mis sentidos experimentaran todo lo que necesitaban porque debía conocer.

Esperé y luego pude ver un ser vestido con traje y corbata con un sombrero, como si fuera un hombre de negocios. Me habló y me dijo: “Superviso los negocios de nuestro Padre, estoy aquí para traer un cambio. Se volteó la página y el libro está escrito desde antes del tiempo. Ahora se volteó la página”.

Vienen grandes cambios

Se soltó sobre la Iglesia un nuevo día, una nueva estación y un nuevo tiempo. ¡Muchos comenzarán a declarar los momentos de grandes cambios! Inmediatamente comencé a adorar y pude percibir que el Señor me estaba atrayendo más y más. Estaba segura que había más, entonces me limité a amar a Jesús y me mantuve en la presencia de su Reino. Clamaba con todo mi corazón: “¡Más Señor!”. Sin demoras, le habló a mi corazón con mucha ternura. Todo lo que quería era oír y conocer.

El Salmo 63:3 dice: “Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán”.

Entonces continuó diciendo: “Vienen grandes cambios. Estoy a punto de cambiar el curso de la historia. La Iglesia está a punto de recibir a su Rey”. Comenzamos a cantar la canción de Navidad: “Que la tierra reciba a su Rey. Que cada corazón prepare un cuarto para Él, que canten el Cielo y la naturaleza…”.

Entonces me quedé quieta y el Señor continuó diciendo: “Desperté mi amor con un codazo, ahora estoy susurrando en los oídos de mi Novia. Prepárate, porque muchos están a punto de publicar nuevos libros devocionales, pintar cuadros gloriosos, realizar danzas exuberantes, entregar revelaciones frescas desde mi Trono y se escuchará un sonido nuevo. Tengo notas nuevas que se tocarán en instrumentos antiguos. Vuelvan a tomar esas guitarras antiguas…”.

Mientras oía esto pensaba que antes ya había escuchado esto (mi carne estaba activa). Comencé a clamar: “Señor, derrama tu Espíritu sobre toda carne, sobre mi vida…”. Una vez más y sin demoras, comenzó a hablarme con claridad: “Theresa, esto no es como lo que conoces, es la manifestación tardía y muchos lo verán, no sólo unos pocos, sino muchos”. Le pregunté: “¿Qué veremos Señor?”. Me respondió: “Muchos verán una gloria tangible que estoy a punto de soltar en el Cuerpo. Estoy soltando un nuevo nivel de gloria, señales y maravillas frescas. ¡Recibirás todo esto!”.

Comencé a clamar en mi espíritu: “Estoy gimiendo con toda la tierra para ver esta manifestación. ¡Ayúdame Señor! ¿Qué veremos?”. Me sentí muy pequeña, como si fuera una niña. “Verás a muchos de mi guardia angelical entrando en mi Palacio (un terreno rodeado de varios edificios). Esta guardia angelical entregará las directivas para que surja un nuevo mover evangelístico”.

Hebreos 1:13-14 dice: “¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? ¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?”.

Dentro de mi corazón sentí un salto y un grito. Me abrumó un enorme gozo. Todo lo que podía hacer desde ese momento era pedir y pedir para que se abran los corazones de los hombres y vean que la cosecha está lista. ¡Vuelve a enseñarme lo que quieres que aprenda! Luego me habló en voz alta, clara y firme: “Theresa, estoy intercediendo por mi Iglesia… ganará y no fallará”.

Lucas 22:32 dice: “Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos”.

Clamé: “¡Fortaléceme Señor!”. Repentinamente comencé a llorar, “Almas, amado Señor, almas”. Supe que vino un gran cambio y su presencia está aquí para ayudarnos. El Señor nos fortalece, nos alienta, nos da gracia y convicción. Me estremecí porque se había volteado una página y comenzó un derramar fresco del Espíritu Santo. Fue confirmado por una mujer que le estaba pidiendo al Señor que hiciera esto. ¡Qué precioso! También recordé que esto no es nuevo para Dios, sólo es fresco. ¡Qué maravilloso!

Pensamientos desde la Palabra

Veamos los siguientes versos:

Salmo 20:2: “Que te envíe ayuda desde el santuario; que desde Sión te dé su apoyo”.

2 Timoteo 4:5: “Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio”.

Me sentí como la mujer en Cantares que clamaba en las calles: “¿Lo han visto? ¿Han visto a mi amado?”.

Cantares 3:3: “Me encuentran los centinelas mientras rondan la ciudad. Les pregunto: ¿Han visto ustedes al amor de mi vida?”.

Theresa Phillips

“Mujeres de guerra”

Por Becky Van Koevering

clip_image001 “… aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas” (2 Corintios 10:3-4).

No soy una vidente como mi esposo David, pero en tiempos cruciales el Espíritu Santo me guió a interceptar lo que el enemigo tramó en sus esfuerzos para matar, robar y destruir todo lo que Dios tiene para nosotros.

En 1980, dentro de una misma semana, David cumplió cuarenta, su madre murió por un cáncer muy doloroso y perdimos nuestro negocio por causa de un socio inescrupuloso. Fue durante este tiempo que el enemigo le habló a David para decirle que no tenía más nada por qué vivir y luego lo convenció que la única salida era ponerle fin a todo. Entonces David decidió tomar un seguro de vida por un millón de dólares y luego programó su suicidio para aparentar un accidente.

Sólo dos semanas antes de esto, mientras estaba sentada en la Iglesia, tuve una carga fuerte sobre David y el espiral descendiente que estaba envolviendo a su vida. El Espíritu Santo me impresionó para que fuera al altar ese día para quitar mis manos por completo del asunto, entregándole a David al Señor para que obrara en su vida. Fue en este punto cuando el Espíritu Santo me ayudó a darme cuenta que no era responsable por la salvación de David. Sólo después, cuando se lo entregué al Señor, el Espíritu Santo tuvo la libertad para obrar en la vida de David.

Recuerdo vívidamente el día que David planeó suicidarse. Me llamó a la casa y trató de prepararme para lo que estaba por ocurrir. Luego de colgar el teléfono, llamé a nuestros dos hijos Debbie y Joe (que en ese tiempo eran adolescentes), para decirles que debíamos orar inmediatamente porque el enemigo quería destruir a su padre. Nuestros hijos, ambos cristianos, se unieron en oración conmigo en mi habitación. En nuestra desesperación, lo único que sabíamos era clamar para que la sangre de Cristo se derramara sobre David y toda la situación que el enemigo tramó en su contra. Cuando el enemigo viene como una inundación, ¡no hay nada como la sangre de Cristo!

Cuando el enemigo viene como una inundación, nuestro verdadero recurso es aplicar la sangre de Cristo a esa situación. Dios respondió nuestras oraciones. Cuando en los últimos segundos David dirigió el auto hacia el estribo del puente, el Espíritu Santo le habló a su corazón y le dijo que ese no era el final, sino el comienzo. David sólo tuvo tiempo para desviar el auto. En lugar de golpear el puente de frente, el único daño que sufrió el auto fue del lado del acompañante.

¡Después de esto David se consagró al Señor!

En los siguientes veintiocho años, el Señor nos sostuvo milagrosamente a través de varias tragedias: la pérdida de la compañía de pianos Van Koevering luego del ataque del 9/11 a las Torres Gemelas, el incendio trágico de nuestra casa y doce paros cardíacos en la vida de David.

Recuerdo una vez durante un vuelo hacia el hospital de Nueva York cuando el corazón de David se detuvo por décima vez. Cuando regresó a casa desde el hospital y en una condición muy debilitada, David me preguntó: “¿Te asusté?”. Respondí que no podría asustarme porque no iría a ninguna parte porque su propósito aún no se había completado. Desde ese tiempo fue un camino difícil y ahora comenzamos a ver el cumplimiento del llamado verdadero sobre la vida de David. Debemos recordar que en estos días difíciles donde el enemigo ataca para matar, robar y destruir, necesitamos volver a la fuente de nuestro poder: La sangre de Cristo.

Mujeres de guerra, con poder

Como mujeres de guerra, Dios nos está llamando a volver a nuestro recurso espiritual: La sangre de Cristo. Somos mujeres, algunas solteras y otras casadas, que necesitamos orar la sangre de Cristo sobre nuestras familias a diario. Necesitamos darnos cuenta hoy que dondequiera que se encuentren nuestros seres queridos, ningún lugar es completamente seguro, aún nuestras Iglesias pueden ser objetivos de las tinieblas. Sin embargo, es grandioso saber que la cobertura de la sangre no sólo opera sobre nuestras familias, también lo hace sobre nuestras propiedades, hogares, casas, autos, trabajos, salud, etc. ¡No existe poder del enemigo que pueda mantenerse en pie ante la cobertura y la protección de la sangre de Cristo!

Otro ejemplo del poder asombroso de la sangre de Cristo ocurrió en diciembre del 2007, cuando el Espíritu Santo puso una carga en mi corazón por Judy, la hija de unos amigos. Judy se encontraba en medio de un divorcio terrible y estuve orando por ella varios meses. Pero en diciembre cambiaron mis oraciones. El Espíritu Santo me dijo que ese divorcio terminaría en tragedia si no aplicaba la sangre de Cristo sobre la vida de esta preciosa mujer y sus hijos. La carga fue pesada en mi corazón durante una semana o más, cuando le pedí al Señor que hiciera la conexión en el tiempo y el lugar correcto.

El domingo siguiente fui a la Iglesia y allí estaban Judy y sus hijos, sus padres y sus abuelos. Le expresé mi preocupación y luego del servicio nos reunimos alrededor de Judy para orar por el poder de la sangre de Cristo para establecer un escudo y un cerco alrededor de ella y sus hijos. En febrero, mientras nos encontrábamos en una conferencia donde David estaba predicando, recibimos una palabra de la familia de Judy donde su esposo enajenado había determinado en su mente que la iba a asesinar. Había comenzado a hacer planes, aún les dijo a los hombres que trabajaban con él en su negocio y luego le entregó a su padre su computadora con toda la información de sus negocios.

Compró un arma para matar a Judy y luego suicidarse. Trágicamente, cuando trató de hacerlo, chocó el auto de ella y su camioneta cayó dentro de una zanja de la cual no pudo salir. Mientras Judy llamaba al 911 para acudir a la policía y oyó que las sirenas se acercaban, el hombre se suicidó. Creo que la vida de Judy se salvó por la cobertura de protección de la sangre de Cristo que aplicamos en diciembre cuando oramos por su vida.

En julio del 2008, el Espíritu Santo me reveló que Judy tenía sueños y pesadillas sobre su esposo muerto. Una vez más oramos para que el Señor hiciera la conexión en el lugar y el tiempo correcto y fui obediente. Ese viernes por la noche fuimos invitados por sus padres a cenar a su casa y Judy estaba allí. Cuando el tiempo era correcto y el Señor proveyó la oportunidad para que habláramos en privado, le pregunté si tenía sueños y pesadillas sobre su esposo muerto. Me dijo que las pesadillas eran tan vívidas y reales que podía olerlo y tocarlo.

El Espíritu Santo me instruyó para que le dijera que aunque este hombre estaba muerto, el espíritu demoníaco que lo guió a matarse estaba tratando de atacarla a ella en su vulnerabilidad a través de sueños y pesadillas. Le aconsejé que aplicara la sangre de Cristo a su mente, sus emociones, su subconsciente y sus sueños, llevándolos hacia el Señor para que la protegiera. Todos nos unimos esa noche para orar sobre ella y decretar que era libre. Las pesadillas se detuvieron.

Isaías 53:4-5 nos dice que cuando Jesús derramó su sangre por nosotros en la cruz, tomó sobre sí mismo las enfermedades, las debilidades y las angustias, como si fueran su propia carga. Jesús estaba herido y molido por nuestro pecado, maldad y rebelión. Obtuvo paz y bienestar para nosotros cuando derramó su sangre y por sus heridas fuimos sanados.

Como mujeres de guerra, podemos pararnos en las palabras del Salmo 68:11: “El Señor ha emitido la palabra, y millares de mensajeras la proclaman…”. ¡Aprendamos a usar esta Palabra de poder!

Becky Van Koevering

viernes, 13 de abril de 2012

“¿Por la costa o mar adentro?”

Por John Wallace

clip_image002Recientemente en el camino hacia el gimnasio tuve un buen tiempo con el Señor. Oraba y susurraba una canción de adoración, cuando el Señor me interrumpió para decirme: “Entonces, ¿vas a ir mar adentro?”.

Recién cumplí los 62 años de edad y 40 años siguiendo al Señor, 24 de los cuales lo hice como pastor de una Iglesia local. Me sentí abrumado por la implicación de la reprimenda gentil del Señor. “¿Andar por la costa? ¿Eso es lo que estuve haciendo Señor?”. Darme cuenta de esto me sacudió más que un reproche gentil. No debía permitir que los años pasados en el ministerio determinaran el resto de mi vida. Dios me estaba haciendo una advertencia, pero también una promesa.

La advertencia era que podía seguir “costeando” en mi vida con Dios. La promesa era que tenía la opción de meterme “mar adentro”. “Crucero” significa viajar a una velocidad determinada, proveyendo la eficiencia operativa máxima por un tiempo sostenido. Esto encaja con la naturaleza expansiva del Reino de Dios, mucho más que costear. Dios nos hizo para vivir nuestra vida al “máximo de su eficiencia operativa”. Jesús lo llamó “vida y vida en abundancia” (Juan 10:10). Esto encaja porque en el Reino de Dios su gobierno expansivo sobre todas las cosas creadas, comienza primero con mi corazón y luego hacia fuera. Se mueve hacia adelante. El Reino no se detiene, no se estaciona ni pierde energía. El Reino no “costea”.

Cuando Jesús le dijo a Pedro, en su confesión, que edificaría su Iglesia (Mateo 16:18), añadió que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. Esto implica que la Iglesia se está expandiendo y tomando la ofensiva contra las fuerzas de las tinieblas. Las parábolas del Reino (Mateo 13) sobre la semilla de mostaza y la levadura, hablan sobre la expansión, el crecimiento y el movimiento. El Reino de Dios está avanzando, moviéndose hacia adelante… siempre. ¿Vamos a movernos a una velocidad de crucero, donde alcanzaremos una eficiencia máxima o vamos a andar por la costa?

Quiero estar al frente de la actividad del Reino todos los días de mi vida. Quiero ver las obras sobrenaturales de Dios, desde su amor hasta las sanidades. Quiero vivir en este Reino en constante movimiento. En su interacción con Pilatos (Juan 18:36), Jesús respondió: “Mi Reino no es de este mundo, contestó Jesús. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi Reino no es de este mundo”.

Literalmente, en el idioma griego, Jesús dijo: “Mi Reino no es de aquí”. Un Reino que no pertenecía a la tierra la había invadido. Ese es el Reino del cual quiero participar. Nuestro amigo Bill Johnson, comentando por qué Jesús fue capaz de dormir en la barca durante la tormenta terrible en el Mar de Galilea, dijo: “Jesús podía dormir porque, en su mundo, no existen las tormentas”.

En su mundo, el que no pertenece a esta tierra, ¡es donde quiero vivir! Quiero vivir en ese Reino. Quiero ver ese Reino, oír sobre ese Reino, probar, tocar y sentir ese Reino. Quiero amar en ese Reino. Quiero sanar en ese Reino. Eso suena más como navegar mar adentro que andar por la costa, ¿no cree?

Como nunca antes es más importante operar al máximo de nuestra eficiencia en el Reino. Esto implica asumirlo todos los días y pedirle que nos ayude a ser conscientes de la actividad del Reino a nuestro alrededor para involucrarnos.

Señor, ¡dame la gracia y la sensibilidad para navegar en la profundidad del Reino!

John Wallace

“La importancia de ordenar su día”

Por Cindy Trimm

clip_image002“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Salmo 90:12)

Su futuro viene un día a la vez, es el regalo de Dios para usted. La manera como lo utilice será su regalo hacia Él. La gerencia del tiempo es el arte de hacer que cuente cada momento de cada día. No sólo debe pasar el tiempo, necesita invertirlo asegurándose que cada acción que realiza, cada pensamiento que piensa y cada palabra que declara, estén alineados con la Palabra de Dios.

Usted recibió la oportunidad para crear una obra maestra de su vida. Efesios 5:15-17 nos presenta un fundamento clave sobre este principio: “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor”.

La clave para invertir su tiempo

Todos los días Dios nos entrega oportunidades para extender su Reino. La clave para aprovechar al máximo cada oportunidad es aferrarnos con firmeza a la voluntad de Dios. Por esta razón es de vital importancia renovar continuamente su mente con la Palabra de Dios. Debe alinear a diario sus pensamientos y palabras con los de Dios. Jesús nos provee una clave fundamental para manejar con éxito cada situación cuando nos dice en Juan 15:7: “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá”.

Esa es la razón por la cual Dios nos instruye a meditar en “la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tesalonisenses 2:13). La Palabra de Dios es vida y salud para aquellos que la encuentran (Proverbios 4:20-22). En el Salmo 90:12, Moisés pidió: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”.

Ordenar nuestro día requiere la habilidad para priorizar. Requiere la habilidad para discernir el trabajo que nos distrae y los negocios del Reino. El manejo efectivo del tiempo requiere comprender el corazón de Dios en lo que vale la pena invertir el tiempo vs aquellas cosas en las que no lo deberíamos invertir o aún desperdiciar. Así como ocurre con cualquier inversión financiera, debe preguntar qué clase de retorno tendrá su inversión de tiempo. El tiempo invertido es un costo y debe ser consciente del beneficio que está recibiendo por el costo en el que está incurriendo.

Dios proveyó el mejor ejemplo del manejo del tiempo y orden en el libro de Génesis. En seis días creó la tierra y todo lo que había en ella, descansando en el séptimo. Todo ocurrió según su plan. Hubo un orden en cuando y en qué momento creó todo, así como la sucesión y progresión de cómo desarrolló cada organismo y especie. Dios no desperdició sus recursos, especialmente su tiempo. Se movió según el propósito y fue conciso mientras desplegaba la vida en nuestro planeta.

¡Tome control de su día!

No pierda las recompensas que surgen del buen manejo del tiempo. El orden es lo que nos entrega la libertad para ser creativos. El orden nos provee la paz mental que necesitamos para sintonizarnos con las frecuencias sobrenaturales de Dios y afirmarnos en la inspiración divina. Sin orden nos distraeremos con las preocupaciones de la vida para que no podamos establecer nuestra mente para oír la voz de Dios.

Es imposible imaginar o recibir visiones cuando está extenuado y estresado. Necesita programar el tiempo para pintar el manto de su vida con un propósito, invirtiéndolo en sueños creativos. Deje de pensar. Ordene su día para que pueda tener el tiempo y la paz que necesita para crear la obra maestra que Dios ya ordenó para usted. Asegúrese de programar su tiempo de oración, meditación, lectura de la Palabra de Dios, alabanza y adoración. Oro para que pueda ordenar su día y su vida.

Hablo orden a su vida, ministerio, finanzas, salud y todas las cosas en su vida. Hablo que su fe no faltará.

Embajadora Dr. Cindy Trimm